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lunes, 9 de abril de 2012

Estudio del concepto de Barrio


(...) En el lenguaje cotidiano, se le asocia con el término de vecindario entendido como el conjunto de los vecinos de un municipio, de una población o de parte de ella. Sin embargo, para Edwin Haramoto, el vecindario (compuesto por los vecinos) corresponde a una escala menor de la sociedad, que está inscrita en el barrio (compuesto por la comunidad)[1].
En el Diccionario del Urbanismo, Merlin y Choay definieron barrio como la “fracción del territorio de una ciudad, dotada de una fisonomía propia y caracterizada por las trazas distintivas que le confieren una cierta unidad y una individualidad. Dentro de ciertos casos, el nombre de barrio puede ser dado a una división administrativa, pero la mayoría de las veces, el barrio es independiente de todo límite administrativo.
Se habla todavía de barrio para designar la comunidad de los habitantes de una parte de la ciudad”
[2]. En tanto, Kevin Lynch, en La Imagen de la Ciudad manifiesta que se trata de sectores de la ciudad de un tamaño relativo cuya impronta lo hace reconocible en ella[3].

En cuanto a bibliografía dedicada al tema, encontramos una revisión del concepto a través de distintas perspectivas que apuntan a una teorización en distintos contextos temporales y geográficos en el ámbito urbano, desarrollada por María Isabel Pavez
[4] en el Documento UR dedicado al concepto de Barrio, donde expone cuatro orígenes del término:
1. Raíz histórica: indica la necesidad de antiguas ciudades por ser divididas para efectos de administración. Así los romanos emplearon el ‘quartier’ como división de la ciudad y, más tarde, la ciudad medieval se organizó en barrios especializados en actividades, incluso en América, los incas habrían sido identificados por la vestimenta particular de cada barrio. Numerosas teorías en torno al fenómeno de comunidad han desarrollado la definición de unidades sociales.
La urbanista Pavez explica que a comienzos del siglo XX, Howard plantea la ‘Ciudad Jardín’ con un máximo de 32.000 habitantes; más tarde en 1928, Perry propone la
Unidad Vecinal con no más de 6.000 habitantes. El Movimiento Moderno formula en la Carta de Atenas la Unidad
de Habitación compuesta por 330 células de habitación (viviendas) y Gastón Bardet, viendo la ciudad como fusión de comunidades, propone tres escalas de agrupación que llama escalones
[5].
2. Raíz teórica: el barrio es considerado un área natural a cuyo territorio corresponde un área cultural; de esta manera, la Escuela de Chicago ve el barrio como “el núcleo de convivencia e interacción social de un grupo de personas”
[6]
3. Raíz ideológica: presume el barrio como el lugar donde los habitantes encuentran sus pares, dando cabida a la cooperación entre ellos. Se promueve la implementación de equipamiento de servicios, áreas verdes y comercio; además está condicionada la idea de protección de los habitantes de agentes externos.
4. Raíz crítica: postula como mito la idea de reciprocidad en el contexto capitalista, donde las actividades económicas desarticulan en tiempo-espacio a sus habitantes, ayudados por los medios de transporte, que los saca del ámbito del barrio.

Para esclarecer los alcances del concepto, es necesario tomar distintos enfoques, uno de ellos es el que lo pretende definir cuantitativamente. En este ámbito, encontramos dos perspectivas: por una parte la visión urbanista, que oscila por una gama de alternativas propuestas, desde la definición de Perry como la Unidad Vecinal de 5.000 habitantes hasta el conjunto de incluso cuatro unidades vecinales, como el denominado ‘barrio’ de la Grilla Dupont de 1965 con un máximo de 5.000 viviendas. Sin embargo, el consenso de una mayoría – más allá de la discusión de cantidad poblacional, territorial y de densidad ideal para el funcionamiento de la comunidad – da como medida la superficie que pueda ser recorrida a pie entre dos puntos en no más de 15 minutos. Por otra parte, la perspectiva político-administrativa no impone formalidad ni densidad, sino que se maneja dentro de ciertos márgenes a partir de la unidad vecinal.

Otro enfoque es aquel desde lo social. Aldo Rossi apunta que para la conformación social, “el barrio es una unidad morfológica y estructural; está caracterizado por cierto paisaje urbano, cierto contenido social y una función propia; de donde un cambio de cada uno de estos elementos es suficiente para fijar el límite del barrio”
[7].
En cambio, “Alexander (1980) adopta un punto de vista más sociológico al definirlo como una ‘vecindad identificable’, mientras que para Ledrut (en Castells 1976) está compuesto, como en la definición de Rossi, por elementos físicos como equipamientos y límites, pero además por una subcultura con ciertos rasgos característicos y algún nivel de autonomía en términos de gobernabilidad”
[8].

Frente a esta discusión teórica, Castells plantea que no existe una única noción de barrio, puesto que se trata de un fenómeno cambiante y variado que involucra un ángulo de temporalidad dinámica. Los pensamientos expuestos anteriormente, así como se muestran parcialmente acertados, no son absolutos como definiciones del concepto de barrio (...).

Ninguno de los autores estudiados parece desconocer que barrio se trata de un territorio definido como soporte de la vida cotidiana de una cantidad de población; la discusión comienza en la estipulación de esa cantidad ideal para el correcto funcionamiento de este sistema social, como también, el tipo de relación que establece este conjunto
de personas, ya sea porque para algunos se trata de un vínculo parental – la extensión del núcleo familiar –, como para otros consiste en una agrupación con fines administrativos, e incluso hay quienes creen que no es más que una idea romántica que no tiene cabida en las grandes ciudades capitalistas.
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Fuente: Terreros A., M. G., 2005. "Vivienda para familias de escasos recursos en el centro antiguo : el caso de recuperación en la comuna de Santiago, 1990-2005". Seminario de Investigación para optar al título de Arquitecto, Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad de Chile, Santiago, Chile. 201 p.
Notas:
[1] Poblete, C. 2005. “El proceso habitacional”. En: Mejoramiento del Parque Habitacional.
[2] Merlin, P. y Choay, F. Diccionario del Urbanismo. Francia: Presses Universitaires de France, 1988,; citado en: Nuevos procesos de urbanización y transformaciones del barrio tradicional, C. Gobantes, M.P. Peirano, V. Tapia, Taller de Antropología Urbana. Departamento de Antropología, Universidad de Chile www.ub.es/geocrit.htm.
[3] “Los barrios o distritos son las secciones de la ciudad cuyas dimensiones oscilan entre medianas y grandes, concebidas como de un alcance bidimensional, en que el observador entra ‘en su seno’ mentalmente y que son reconocibles como si tuvieran un carácter común que los identifica. Siempre identificables desde el
interior, también se los usa para la referencia exterior en caso de ser visibles desde afuera. La mayoría de las personas estructura su ciudad hasta cierto punto de esta forma, quedando margen para las diferencias individuales
en cuanto a si las sendas o los barrios son elementos preponderantes. Esto parece depender no sólo del individuo sino también de la ciudad que se trata”, Lynch, K. 2000. La imagen de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, 4ª edición colección “GG Reprints”, p 62.
[4] Pavez, M.I., 1995. Documento UR nº 358.
[5] Los escalones de Bardet son tres dentro de lo que llama “ciudad humana”: escalón patriarcal entre 5 y 15 viviendas, escalón doméstico (50 a 150 viviendas) y escalón parroquial (500 a 1500 viviendas), donde este último equivale a una Unidad Vecinal de Clarence Perry.
[6] Pavez, M.I., 1995. Op. Cit. p.2.
[7] Rossi, A. 1971. La Arquitectura de la Ciudad. (versión traducida al español, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1982). p118.
[8] Buralgia, P., “El Barrio, desde una perspectiva socio-espacial. Hacia una redefinición del concepto”. En: El barrio, Fragmento de Ciudad 1. p 29.


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